Señora de las Palmas, mujer cazadora-recolectora
La Señora de las Palmas fue llamada así debido a la vegetación que rodea el cenote que nos vio salir con sus restos fósiles en el año 2004, en el municipio de Tulum. Hoy en día, los estudiantes de tercer grado de primaria la conocen gracias a que en 2007 se le incluyó en los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), por ser considerada la primera habitante del estado de Quintana Roo.
Mujer premaya que habitó en la península de Yucatán al final de la última Edad de Hielo
Colaborando con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y como parte de su estudio, tuve el gran privilegio de colectar y documentar su esqueleto, asombrosamente completo. Todos y cada uno de sus huesos están representados, incluyendo los más pequeños del cuerpo humano: los huesecillos auditivos. También están los huesos de las manos y de los pies, así como dos grupos raros de encontrar, como lo es el hueso hioides o “manzana de Adán”, y uno súper raro llamado “laberinto óseo” u oído interno. A partir de los estudios realizados a su esqueleto, hoy sabemos todo lo que respecta a la Señora de las Palmas: mujer cazadora-recolectora, longeva para la época, con estatura de 1.50 metros, de 54 kilogramos de peso, brazos fuertes y que murió a los 45 años de edad. Cuando encontré sus dientes, me sentí muy mal por ella al ver el estado de sus piezas dentales, superdesgastadas hasta la raíz; ¡tanto!, que tan solo dos dientes de once presentaban corona y esmalte, en todos los demás eran inexistentes de tan desgastados que estaban. Incluso había perdido gran parte de su dentadura años antes de su muerte. Esto es obvio al observar la mandíbula, con ojos “entrenados” en antropología física, ciencia que estudia a los restos humanos óseos.
Mujer destacada en su comunidad
Ella fue una persona longeva para la época en la que vivió, y debió ser importante para el grupo de cazadores recolectores nómadas al que pertenecía. Ellos se arriesgaron e invirtieron toda su energía para lograr depositarla adentro de la cueva, a 174 metros de distancia de la entrada y en condiciones de completa oscuridad; hace más de 10 000 años, cuando la única tecnología para andar en la cueva era el fuego de antorchas, fogatas y cuerdas. También tuvieron que descender 23 metros, profundidad en la que se localizó el sitio arqueológico en 1993, descubierto por Jim Coke, buzo de cuevas y cofundador de la organización civil Quintana Roo Espeleological Survey, integrada por especialistas en exploración y topografía de cuevas subacuáticas. En los tiempos de la Señora de las Palmas, la cueva en donde se le depositó estaba en una condición seca. En la actualidad, la cueva está inundada y ha permanecido de tal modo por al menos ocho mil años.
Descendiente de pobladores originarios de Asia
Se ha demostrado científicamente, con base en la morfología de los cráneos y del ADN, que los grupos precerámicos (primeros habitantes de toda América) son descendientes de poblaciones originarias de Asia, y que a su llegada al nuevo mundo y a lo largo de su evolución se convirtieron en los ancestros de todos los grupos indígenas actuales de América, incluyendo a los mayas y excluyendo a los esquimales, quienes llegaron posteriormente en una última oleada migratoria desde Asia. A la fecha, la comunidad de buzos de cueva en Quintana Roo, en colaboración con numerosos científicos, hemos descubierto 9 esqueletos humanos premayas en cuevas subacuáticas de Tulum: Eva de Naharon, Hombre del Pit, Naia, Chanhol 1, Chanhol 2, Señora de las Palmas, Abuelo de Muknal y Hombre del Templo; todos con antigüedades que van desde 13,600 a 9,000 años antes del Presente.
El INAH resguarda sus restos
Tengo un cariño especial hacia La Señora de las Palmas por una serie de razones: he manipulado sus restos fósiles en la cueva para colectarlos y en el laboratorio para estudiarlos, y pude detectar en el sedimento del sector del cráneo a los huesecillos de menor tamaño del cuerpo humano, los del oído, con los que ella solía escuchar a su gente, a ella misma, a la megafauna de la zona y los sonidos de su entorno. Sus restos se encuentran bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y en el Museo Maya de Cancún se encuentra abierta al público una réplica del sitio arqueológico donde fueron hallados sus restos.
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