Primer Simposio de Escultura: herencia de arte y talento

Entrevista al escultor Luis Aguilar Castañeda

Oct 11, 2024 - 19:29
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Primer Simposio de Escultura: herencia de arte y talento
Por: Fernanda Montiel
Primer Simposio de Escultura: herencia de arte y talento

Con gran esfuerzo, honestidad y dedicación, sin fines de lucro, nuestro entrevistado comenta algunos detalles sobre la organización de este evento llevado a cabo del 20 de mayo al 5 de junio. Con invitados especiales, este simposio sin precedentes en la historia municipal deja a Solidaridad obras de gran formato para enaltecer y dar a Playa del Carmen la calidad y calidez de una urbe en proceso de transformación. Los escultores invitados: Arno Avilés, Pedro Martínez Osorio, Joaquín Conde, Ernesto Hume y por supuesto, Luis Aguilar, quien en breve entrevista nos comenta algunos detalles y opiniones sobre su quehacer artístico.

¿Por qué te has inclinado por las artes plásticas y en especial por la escultura?

Mi historia comienza en el arte, sin darme cuenta, en mi infancia cuando prefería jugar con barro y plastilina que jugar al futbol o cualquier otro juego; en la secundaria, mis compañeros aplicados en física, matemáticas o química me pedían ayuda en el modelado, y al escoger la carrera de arquitectura nunca dejé el modelado que luego se convirtió en la habilidad para crear maquetas. Al ejercer mi carrera de arquitecto en mi despacho, mi inquietud por la escultura iba en aumento, busqué talleres en mármol, en acero y me decidí a ingresar a la maestría en la Academia de San Carlos.

Rodeado de creaciones artísticas y fuerza vital, con los ojos de la madurez y la inocencia de un creador, el arquitecto y escultor Luis Aguilar, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), con la sencillez poco común de un artista con trayectoria propone dejar un legado de obra urbana para la comunidad solidarense a través de la organización del Primer Simposio de Escultura en Playa del Carmen.

¿Qué o quiénes te inspiran para la creación de tus obras?

Yo, como otros, tenemos influencias de muchas personas. Hay grandes maestros en la escultura que nos dan inspiración, como Henry Moore, Giacometti y mexicanos ilustres como el maestro Zúñiga, cuyo alumno, Saúl Moreno, fue mi maestro. La influencia que recibo de estos maestros no es sólo estética sino filosófica, cada uno trae un estilo propio, producto de un constante trabajo.

¿Cómo resumes tu proceso creativo para la elaboración de una pieza?

Mi proceso creativo tiene su propio ritual, el que alimento con mucha observación para que, a manera de incubación, hago bocetos, a veces dibujo, o directamente en materiales para hacer las tres dimensiones; mis materiales preferidos son la cera y el barro. No creo en la inspiración sino en el trabajo constante; el proceso creativo es un estado de ánimo especial. Recuerdo haber trabajado en una pieza en la cual sentí por un momento un desdoblamiento, un desprendimiento literalmente y mis ojos se convirtieron en observadores de lo que yo hacía. Este fenómeno me intrigó mucho y acudí a una terapia: hipnosis. Conocía a Emilio Haddad, presidente de Hipnosis Aplicada en México, y trabajé algunas piezas bajo hipnosis pero nunca volví a sentir lo que viví en aquella ocasión con esa pieza.

¿Cuál es tu opinión sobre el arte actual en México?

México ha tenido gran tradición escultórica y tiene en la actualidad grandes escultores comprometidos con la disciplina. Lo que veo es que hay tres corrientes muy marcadas: los que copian del pasado, los que interpretan lo que nos han dejado nuestros ancestros y los que se preocupan por innovar buscando nuevas posibilidades en el arte contemporáneo. El mercado del arte está también muy dividido, no solo en lo económico, sino en el nivel cultural y sensibilidad del espectador o comprador se ha desvirtuado el oficio para dar paso a la improvisación.

¿Cuál es tu motivación para organizar este simposio de escultura?

Haciendo un poco de historia, hace muchos años un grupo de escultores en Italia se atrevió a sacar diez bloques de mármol en una de las plazas, se pusieron a trabajar y finalmente el público pudo apreciar en vivo la transformación que sufre un bloque al convertirse en una obra de arte, este hecho trascendió y hoy en día un centenar de países celebra simposios de toda naturaleza: de acero inoxidable, de mármol, de madera y otros material alternativos. Es importante mencionar esto porque he participado en 16 simposios en el mundo y desde que pisé el primero pensé en hacer uno en mi tierra natal: Comitán, Chiapas. Cada vez que iba a un simposio me enteraba de su organización, preguntaba cómo se hacía y me di cuenta que cada simposio tiene su personalidad, sus propios medios de financiamiento. A veces lo financia el estado, a veces los ciudadanos realizan patrocinios o una mezcla de ambos, y pensé que en Comitán podía realizar uno… fueron tres, para ello organicé una asociación civil llamada Cultura y Arte para Chiapas, A.C., y desde México (donde vivía) coordiné este evento. Todo marchaba perfecto, y en tres años dejamos 60 esculturas en Comitán: en madera, mármol y acero inoxidable.

Hace cinco años llegué a Playa del Carmen y desde entonces empecé a ver la manera de realizar un simposio de escultura, ya no pude a través de la AC ni tuve los medios como antes, y con mucho esfuerzo y con personas comprometidas con el Instituto de Cultura municipal y la iniciativa privada, he tenido que tocar puertas.

También me motiva el deseo de que ese arte transforme mentes, al ser observado. El arte contemporáneo tiene un gran ingrediente: abrir mentes, y estoy seguro de que cada pieza que se coloque en una ciudad cambiará el entorno.

Sabemos que eres un artista con trayectoria y gran influencia en distintos estados del país, ¿qué cambiarías o cómo mejorarías los sistemas educativos en México para la formación del ser humano a través de las artes?

La formación del ser humano debe ser integral. Al recordar parte de mi infancia, en nuestras vacaciones nos mandaban a aprender carpintería ayudando a un carpintero; luego zapatería, aprendí a hacer un zapato. Hay algo que se perdió a través del tiempo: artes y oficios. Yo provengo del IPN como arquitecto y recuerdo que el IPN nació con la intención de rescatar las artes y los oficios. En vocacional, por ejemplo, en lo poco que quedaba de esa intención nos dieron fundición. Las escuelas actuales y los padres de familia no deben olvidar la parte de artes y oficios como parte de la formación.

No he podido influir como yo quisiera en ello, lo que sí estoy seguro es que las obras que he realizado han logrado transformar de cierta manera la forma de pensar de mucha gente, de eso estoy seguro.

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